lunes, 4 de diciembre de 2006

Tona, 6ª edición de la feria JocJoc


Levantarse un domingo a las siete de la mañana sin que haya una obligación laboral no es algo que se haga normalmente. Sin embargo aquí, un servidor, lo ha hecho este domingo pasado, 3 de diciembre, para ir a la 6ª Fira JocJoc que se ha celebrado en Tona. La excusa han sido, cómo no, los juegos.

El viaje ha empezado con el estridente ruido del despertador sonando en una hora extraña para él considerando el día que era. Si en su interior electrónico hay un escondido en algún rincón un pequeño cerebro estoy seguro que la duda se ha paseado brevemente por él... pero, aún así, ha demostrado su usual falta de piedad. Como en esta ocasión era por afición, que no por obligación, no he remoloneado mis diez minutos de costumbre entre las sábanas y en poco rato ya estaba vestido, lavado, desayunado y en la calle.

A esas horas el sol aún estaba quitándose sus legañas cósmicas, así que, pese a que este año le está costando llegar, hacía frío. A buen paso he llegado hasta la Estación de Barcelona-Sants, donde me estaba esperando mi compañero de andanzas lúdicas y de bitácora. El tren nos ha recogido puntual y, tras casi hora y media de camino, nos ha dejado, también puntualmente, en nuestro destino. Hay que reconocerle el mérito, porque todo el recorrido ha transcurrido en medio de una niebla casi sherlockiana: apenas distinguíamos las casas de los lados.

En este momento conviene hacer una pequeña aclaración: el tren no llega hasta Tona, sino hasta el pueblo de al lado, Hostalets de Balenya. A pesar de que teníamos una ligera idea de hacia dónde quedaba Tona (“por lo que he visto en el mapa debe quedar a la izquierda de las vías en el sentido que llegamos”) hemos preferido no fiarnos y hemos preguntado en el bar de la estación. El camarero, que también parecía el encargado de vender los billetes de tren, incluso nos ha acompañado afuera para indicarnos mejor el camino. Como nos enfrentábamos a una pequeña caminata de quince minutos atravesando frío y niebla (el sol debía estar para entonces vistiéndose aún) siguiendo el arcén de la carretera, decidimos hacer un pequeño alto en la forma de un café con leche bien caliente.

Durante el camino, entre la bruma, esperábamos a cada paso encontrarnos con algún zombi que decidiera convertirnos en protagonistas de nuestra propia película de George A. Romero, pero, por suerte, la realidad ha sido más fuerte que nuestra imaginación y no ha sido así. A los quince minutos exactos, puntualmente de nuevo, entrábamos en Tona.

Para evitarnos vueltas innecesarias preguntamos en una tienda, que pese a la hora y al día estaba abierta, por la feria y muy amablemente nos indicaron no sólo el dónde, ¡sino también el horario!

Quiero resaltar que la niebla aún era muy espesa, mucho, muchísimo... vamos, que casi había que ir apartándola a manotazos para poder ver y avanzar... Es la única explicación que se me ocurre para justificar que llegásemos hasta diez metros de la feria y nos la viéramos: habíamos atravesado un calle con mesas a los lados, de asociaciones que informaban y proponían actividades varias relacionadas con el juego, y antes de llegar al final decidimos que eso debía ser una parte de la feria que no nos interesaba y que la parte más afín a nosotros estaría por otro lado...

Pues menos mal que habíamos preguntado antes para "evitarnos vueltas innecesarias".

Un cuarto de hora después, tras haber llegado casi hasta el final de lo que creíamos era la carretera de Barcelona (según el escaso plano que nos acompañaba), con el sol luciendo ya y barriendo la calina con sus rayos, descubríamos que si antes hubiéramos seguido adelante nos habríamos dado de bruces con las casetas exteriores e interiores de la feria y con todas las actividades al aire libre. Procurando parecer seguros de nosotros mismos (“pues me ha gustado el paseo para ver el pueblo antes de meternos en la feria...”) nos hemos dirigido a la feria.

En una de las primeras casetas nos hemos encontrado a Víktor Bautista i Roca, conocido de otras ocasiones (Ayudar Jugando 2005 y Macropartida de Carsassone en Figueres). Tenía a la venta su juego, La Llotja (La Lonja) y también el juego ganador del concurso de juegos de Tona, Fortaleses (Fortalezas) que ha diseñado al alimón con Josep M. Allué, que en ese momento no estaba por ahí. Inmediatamente se los hemos pedido, pero el pobre aún estaba ocupado montando la parada y le faltaban manos, así que simplemente nos los ha reservado para que pasáramos más tarde a buscarlos y pagarlos.

Al entrar en el edificio donde estaban las casetas interiores nos ha sorprendido la cantidad que había. Muchísimas tenían juegos y más juegos de Haba, muchos que nunca habíamos visto. Nos ha llamado la atención uno llamado Monza, de carreras de coches que, pese a ser sencillo y depender mucho del azar, parece muy interesante considerando que no deja de ser un juego para niños. Había muchas paradas de juegos artesanos y puzzles en madera. Una de las más curiosas presentaba un muestrario de juguetes de las Islas Baleares, muchos de hechos tradicionales y fáciles de construir con materiales de estar por casa. Me ha hecho gracia reconocer entre ellos algunos con lo que yo mismo había jugado y construido en mis vacaciones de pequeño en Galicia, en el pueblo de mis padres. Los inefables aficionados a los clicks de Famobil también estaban presentes con un pequeño muestrario de su, seguramente, inmensa colección.

En una posición destacada, junto a la entrada, y frente a frente estaban las casetas de Homo Ludicus (la tienda física de la PCra) y Vexillum. Por supuesto nos hemos parado a saludar a Pol y Aidi y a charlar un rato. Después hemos conocido a Marià y Marc de Vexillum, que nos han estado enseñando y explicando su juego de tablero de próxima aparición, PatimPatamPatum.

Al ver que Josep M. Allué ya había vuelto fuimos a saludarle. Conocí a Josep M. Allué hace unos meses, porque se ofreció a enviarnos a todos los miembros del jurado del Premio Juego de Mesa del Año en España (él también lo es) un juego de su creación que había editado su empresa en conmemoración por su décimo aniversario. Aprovechando que los dos vivimos en Barcelona me invitó un día a su casa y, además de regalarme el juego, pasé una tarde muy divertida jugando con él, Maqui -su mujer- y Rita -su hija-. Josep M. Allué me explicó que algunos de sus juegos serán editados próximamente, así que espero más adelante poder dar la buena noticia aquí. Nos hizo una breve explicación y demostración de Fortaleses y, aunque no hacía falta porque ya lo habíamos reservado, nos convenció aún más.

Al poco llegaron Jonathan y Pili, amigos de Terrassa, y también jugones como nosotros. Volvimos a repetir la visita a las paradas y fuimos a ver las actividades al aire libre.

En el exterior, en una explanada de tierra, se habían montando muchas actividades para los más pequeños. Había de todo: espejos mágicos que deformaban la figura, juegos de habilidad, rompecabezas y puzzles, ilusiones ópticas, un laberinto… Puedo dar fe de que los niños se lo estaban pasando bomba… y de que me hubiera gustado entrar en el laberinto.

Nos encontramos con Oriol Comas que venía acompañado de Marius Serra. Saludos de rigor, conversación breve pero amena y agradable. Por cierto, que en breve me voy unos días con Oriol a Suiza, concretamente al Museo Suizo del Juego a ver una presentación de Mr. Jack, Yspahan y Animalia, con noche de juegos incluida. Daré más detalles en una próxima entrada.

Hambrientos ya, pasamos a recoger los juegos encargados e iniciamos la búsqueda y captura de algún lugar donde comer.

Acabamos comiendo en un pequeño bar restaurante en el cual hacían pizzas y pasta, de nombre El Castell (El Castillo), muy adecuado considerando que el juego ganador del concurso de Tona consiste, precisamente, en construir las torres de una castillo. Mención especial merecen las pizzas, muy sabrosas, por su original forma y tamaño: no eran redondas y sobresalían del plato.

Tras una larga sobremesa, en la que no faltaron los comentarios sobre nuestro próximo viaje a Essen (Jonathan, de Terrassa, también está apuntado a la aventura) volvimos a la feria.

Como la mañana la habíamos dedicado a ver las paradas y a charlar con la gente, por la tarde queríamos jugar a algo. Y así fue. En la caseta dedicada a presentar los juegos que se habían presentado al concurso, conocimos a una pareja que también había presentado un juego. Nos hicieron el ofrecimiento de jugar una partida, que aceptamos enseguida.

El juego se llama Stop. Cada jugador es un habitante de una ciudad que podría ser cualquiera de las que vivimos y tiene que salir de casa, cumplir unos cuantos encargos (ir al supermercado, pasar por la tintorería, comprarse una bufanda en la tienda de ropa de hombre y arreglar unos papeles en hacienda, por ejemplo) y volver de nuevo a casa. El jugador que primero lo haga, gana la partida. El tablero es lo más impresionante del juego: tiene forma octogonal (una señal de Stop) y representa una ciudad, con sus calles, semáforos y comercios. El juego es sencillo, pero rápido y divertido de jugar.

Tras esta partida nos acercamos a la caseta de Homo Ludicus y allí demostramos nuestra absoluta falta de vergüenza (que no desvergüenza) con una partida de Coyote, que atrajo la atención del público y muchas risas, tanto de los que estábamos jugando como de los que miraban. A ésta le siguió una partida de Café Race.

Después de la partida, Jonathan, al fin se decidió (no lo he dicho aún, pero llevaba todo el día dándole vueltas) y compró un Senet con tablero de madera y piezas de barro realmente precioso. Para quien no lo conozca tan sólo comentar que es un pariente lejano del Backgammon, con algunas similitudes en la forma de jugar.

Tras esto, nos despedimos de todo el mundo e iniciamos la vuelta a casa.

Conclusión

La noche antes de ir a Tona un amigo, que había ido a la feria el año pasado, me llamó y me dio dos consejos: abrígate y no te esperes gran cosa.

Con respecto al primero, en cuanto salió el sol e invitó a la niebla a retirarse, hubo momentos que tuvimos que quitarnos la chaqueta porque no hacía tanto frío. Supongo que el retraso que el invierno lleva este año debió tener su importancia en ello.

En el segundo... también se equivocó.

A pesar de que ésta ha sido la 6ª edición nunca había ido hasta la feria de Tona y me alegra decir que espero que se siga celebrando muchos años más y convertirme en un habitual.

Me encontré con algo pequeño, a la medida del pueblo, pero montado con mucho cariño e ilusión. El ambiente era muy agradable, la gente también. Es, además, refrescante ver que dentro de nuestra afición hay muchas más cosas y gente aparte de los que rondamos por las webs de Internet que todos conocemos.

5 comentarios:

  1. Pero que guapo me veo en mi paradilla ambulante X-D

    La verdad es que, aunque casi solo pude salir para recoger el premio, fue un día muy guapo en cuanto a ver cosas nuevas y saludar gente jugona como nosotros.

    Una gozada! ;-)

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  2. Dale las gracias también a Víktor, porque la foto es suya, la que ha colgado en el BGG.

    Lo dicho, Tona se ha convertido ya en una cita obligada en mi calendario.

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  3. Hola,em dic Sandra i sóc organitzadora de la Fira Jocjoc.Demà tenim reunió i buscaba espais-web on ha sortit la fira i us he trobat a tu fran i tu compi de andanzas lúdicas Bascu.És molt gratificant veure que us heu fet la fira ja una mica vostre.Este finde nos encontramos con Viktor Bautista en El festival de Cannes.Via suya tendreis noticias de la feria07 o os mando msm.No dubteu en proposar-nos activitats.Saludos y juegos!

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