Carcassonne en Figueres (Actualizado)
El domingo 4 de junio de 2006 los jugadores de Carcassonne estábamos convocados a una partida multitudinaria en el Museu del Joguet de Catanlunya, en Figueres. El evento estaba patrocinado por Devir, editor en España del juego, y organizado por el ínclito Oriol Comas i Coma. Como premio, un viaje a Carcassonne para el ganador.
Aquí vuestro servidor, natural de Barcelona, se encontraba por circunstancias de la vida (léase, fin de semana de tres días) en L'Estartit, a 44 km. de Figures, disfrutando de las Islas Medas e intentando verlas no sólo desde la superficie del agua, sino también desde las profundidades. Pero la afición es la afición, así que el domingo a las siete y poco de la mañana ya estaba despierto y dispuesto a desplazarme hasta Torroella de Montgrí para coger el autobús que, una hora después, me dejaría en Figueres.
Me refugié en un bar durante unas horas, a la espera de que llegase el tren con la expedición de jugadores que venían directos de Barcelona (entre ellos Bascu y otros amigos y conocidos). La espera, la verdad, se hizo larga y consistió en un café con leche, un croissant, un cacaolat, la lectura casi completa de un periódico y varios paseos por Figueres.
Al fin nos reunimos unos cuantos habituales, que nos dirigimos animados hacia el Museu del Joguet. Una vez allí nos condujeron a la terraza del museo, en la cual, bajo un sol abrasador (y no exagero) se había dispuesto una hilera de mesas repleta de cajas de Carcassonne.
En un principio la organización había fijado un tope máximo de cien personas, pero en la práctica nos presentamos tan sólo unas cuarenta personas. Aún así, cuarenta o cien, todos teníamos curiosidad en saber cómo se hace para que un juego cuyo máximo de jugadores es cinco (sin contar la primera expansión, que amplía el límite a seis) se pueda jugar con muchos más. El misterio pronto quedó desvelado cuando Oriol explicó...
Las reglas
La partida fue un "todos contra todos con matices." Es decir, todos jugábamos en una misma partida, todos intentábamos conseguir la máxima puntuación, pero realmente eran una serie de partidas a dos jugadores en las que cada uno podía llegar a interactuar con sus cinco vecinos.
Zona de juego. Foto cortesía de Bascu.
A cada jugador se le asignó un número que indicaba su posición y su oponente. Cada número par tenía como oponente un número impar. La zona de juego (como se puede apreciar en la foto anterior) era un rectángulo de 9 x 11 casillas, delimitado por líneas verdes y rojas. Las líneas verdes marcaban límites absolutos: ningún jugador podía jugar más allá de ellas. De esta manera, un movimiento válido era ampliar una ciudad del oponente hacia la línea verde para que no la pudiese completar. Las líneas rojas se podían traspasar y a partir de ese momento, en esa zona, se empezaba a competir con los oponentes de la partida adyacente.
Las fichas estaban marcadas por detrás con pegatinas de colores para que, en el momento de contar los puntos, quedase perfectamente claro qué jugador la había colocado.
Por lo demás se jugó usando el Carcassonne básico, según las reglas actuales de Devir y sin ninguna expansión.
La partida duró 45 minutos. Hubo quien en menos de un cuarto de hora (como un servidor) ya había acabado, y otros que estuvieron arañando hasta el último segundo, entre ellos el que acabaría siendo...
El ganador
Àngel Agüeras se proclamó ganador, con... un montón de puntos y ganó el viaje a Carcassonne.
Àngel posa justo después de su victoria. Foto cortesía de Bascu.
Àngel es un auténtico especialista en Carcassonne: se sabe de memoria las 72 fichas de territorio de Carcassonne.
Rastreando su perfil lúdico por Internet he encontrado que participó como playtester de un juego de Oriol Comas i Coma: El juego de las baldosas de Antonio Gaudí. Lo que significa que el ganador y el organizador del evento se conocían de antemano. ¿Debemos sospechar una confabulación? ¡Por supuesto que no! Pocas veces he visto tan buen ambiente y tan sana competitividad como ese domingo en Figures.
Algunos detalles
Hubo un visitante ilustre: Philippe des Pallières, diseñador francés de varios juegos. En el artículo que Oriol Comas ha hecho para la web francesa Tric Trac, podéis ver una foto.
No todo el mundo que jugaba lo hacía siguiendo las mismas reglas. A mi lado había dos señoras mayores que, más que jugar a Carcassone, estaban completando un puzzle... porque en su modo de juego los meeples no tenían cabida. Quizá un pequeño fallo de la organización, que no se aseguró de que todos los inscritos conocieran las reglas del juego... o de que todos estuvieran de acuerdo en usar la misma edición del reglamento.
Tras la partida
Una vez terminado todo, huí tan rápido como pude del sol y unos cuantos nos fuimos a comer. Curiosamente nos juntamos para comer un grupo muy similar al de las Ayudar Jugando 2005. Amenacé a Viktor Bautista con una muerte lenta en caso de verle sacar dados... y comimos tranquilamente.
Tras la comida probamos un prototipo de un juego de cartas de Viktor, muy divertido, que provocó más de una mirada de curiosidad entre los parroquianos. Y la sesión terminó con un partida de ese pequeño gran juego de tablero camuflado como juego de cartas que es Verräter.
Conclusión
Si el objetivo era dar a conocer Carcassonne y los nuevos juegos de mesa en general al gran público creo que no se cumplió. De los asistentes, casi todos conocíamos el juego de antemano y el lugar donde se celebró la partida (la terraza del museo) quedaba completamente aislado del público casual que no podía acercarse a mirar y preguntar "¿qué era ese juego?" Si en total éramos unos cuarenta jugadores, yo conocía directa o indirectamente a casi diez de ellos... así que aún somos pocos.
Sin embargo, estoy seguro de que todos los asistentes nos lo pasamos muy bien y disfrutamos con la experiencia, pese al sol que nos aplastó sin piedad.
Desde aquí, quiero dar las gracias a Devir, como patrocinador, y a Oriol como organizador por el buen rato que nos hicieron pasar. ¿Para cuándo una partida multitudinaria de Los Colonos de Catán?
Pero contar los puntos por los "campos" debió ser todo un infierno ¿no?
ResponderEliminarEn mi caso no, porque hice una partida muy discreta y perdí. Pero en las partidas "serias" hubo algunos campos de casi 20 ciudades... así que supongo que en ellas sí fue complicado el tema de contar.
ResponderEliminarLa verdad es que fue una lástima que, aprovechando la concurrencia de las ramblas, no se celebrase la partida en la misma calle. Con un espacio delimitado hubiesemos despertado la curiosidad de mucha gente que seguro paseaba por ahí.
ResponderEliminarDe hecho la zona de juegos con componentes reciclados tenía mucha gente alrededor y participando de ellos.
Y de paso Devir hubiese podido vender algunas cajitas y extender la afición de paso ;P
Querido Fran, Angel Agüeras seria un jugador profesional si pudiera ganarse la vida con ello. Lo conozco hace unos 20 años y siempre ha jugado "A todo", y es la persona que conozco con más esperiencia en campeonatos oficiales (incluso internacionales) de juegos de mesa. Era conocido de los Borras por haber jugado a Camponatos de Monopoly y demas juegos en la época. Curiosamente la última vez que conicidimos fue cuando organizamos el campeonato nacional de Cluedo y el jugo en las clasificatorias, no llego a la final por pelos.
ResponderEliminarUn saludo
Antonio Catalán
Yeah, Bascu, de acuerdo contigo. No creo que ninguno de los asistentes hubiésemos tenido problema en hacer un poco de espectáculo por el bien de la afición.
ResponderEliminarPues sí, Toni, algo me sonaba de todo lo que comentas, porque algo dijo Àngel después de la partida, mientras comíamos. Pero... como no me acordaba con exactitud y por Internet poca cosa he encontrado, he preferido no decir nada. Así que, gracias por la información adicional.
por si interesa a los aficionados al carcassonne
ResponderEliminarhttp://carcassonnegame.blogspot.com/