miércoles, 15 de marzo de 2006

Reflexiones sobre Caylus

Pues sí, al final he jugado mi primera partida del indiscutible juego de 2005. ¿Por qué indiscutible? Porque desde su aparición poco tardó en escalar hasta el 2º puesto en la clasificación del BoardGameGeek, desbancando al veterano Tigris & Euphrates que llevaba tiempo aposentado allí.

Caylus es un juego del mismo tipo que Puerto Rico: gestión de recursos. En ambos hay dinero, en ambos hay diferentes tipos de recursos representados por piezas de madera de colores, y en ambos el objetivo último es convertir los recursos en puntos de victoria para ganar. Jugando tuve la misma impresión que cuando jugué a Goa: que el diseñador intenta crear su propia versión de Puerto Rico, alejándose lo más posible de sus mecánicas realmente innovadoras y originales, pero, al mismo tiempo, manteniéndose lo suficientemente cerca de la estructura básica para que el juego siga perteneciendo al mismo género. Dicho así hasta parece algo malo, pero no tiene por qué.

Puerto Rico marcó un hito dentro de la evolución de los juegos de estilo alemán y es lógico, y encomiable, que se intente igualar e incluso superar. Del proceso pueden surgir juegos mejores o peores, pero muchos serán, cuanto menos, interesantes. No se debe olvidar que el sistema de elección de personajes de Puerto Rico es fruto de la conjunción de muchas pequeñas ideas (evoluciones) procedentes de otros juegos. Christian T. Petersen, el diseñador de Twilight Imperium 3ª Edición (juego que reutiliza el sistema de elección de personajes de Puerto Rico con pequeñas variaciones) resume de manera excelente en las notas del diseñador del reglamento de su juego la evolución seguida por las mecánicas de juego hasta llegar al sistema de elección de personajes de Puerto Rico. Así pues, el crear un juego en base a o inspirado por otro es una motivación perfectamente válida.

Desde mi punto de vista Caylus compite directamente con Puerto Rico: uno y otro copan las dos primeras posiciones de la clasificación en el BoardGameGeek, separados en el momento de escribir esto tan sólo 18 centésimas en su media bayesiana, y los dos son exactamente el mismo tipo de juego. Sin embargo, entre ambos existen diferencias sustanciales.

Una de ellas es la manera de controlar los puntos de victoria. En los dos juegos gana el jugador que al final de la partida ha conseguido mayor cantidad de puntos de victoria. En Puerto Rico las puntuaciones se calculan al final de la partida. Durante ésta, se pueden estimar, pero nunca calcular con exactitud porque, entre otros motivos, los puntos de victoria ganados durante la fase del capitán se mantienen ocultos. Sin embargo, en Caylus, las puntuaciones se controlan con marcadores en una pista de puntuación que circunvala el tablero, de manera que en todo momento se sabe con exactitud la puntuación y la posición de cada jugador. Muchos juegos controlan la puntuación de esta manera y ello no supone ningún problema excepto si la partida es larga y uno o más jugadores se quedan claramente sin oportunidades de ganar.

Sin entrar en números concretos, una partida de Caylus con n jugadores siempre tendrá una duración superior a una de Puerto Rico con la misma cantidad. Este hecho en sí mismo no tendría por qué suponer ningún problema, pero en combinación con las puntuaciones públicas puede producir que algunos jugadores se sientan atrapados durante media hora (o una hora) en una partida que ya tienen perdida y en la que, por tanto, han perdido el interés. Por su parte Puerto Rico se acaba siempre en el momento en que la partida está más interesante, en el momento en que la estrategia seguida por cada jugador se asienta... y siempre deja con ganas de más, con ganas de que hubiera sido más larga.

Caylus tiene multitud de buenas ideas y algunos mecanismos que, aunque están muy lejos de resultar tan innovadores y elegantes como lo fue en su día el sistema de elección de personajes de Puerto Rico, resultan muy interesantes. Por ejemplo, en Caylus, a diferencia de Puerto Rico, es del todo indiferente el orden en que los jugadores se sienten alrededor de la mesa. (Siempre recordaré esta descripción de Puerto Rico en una geeklist en el BoardGameGeek: 1. Sienta de 3 a 5 jugadores alrededor de una mesa. 2. Todos roban fichas numeradas de una bolsa con la etiqueta "habilidad" 3. ¡El jugador sentado a la izquierda del que haya sacado el número más bajo gana!) La elección de acciones mediante trabajadores es también una buena idea, aunque no es original, porque ya ha sido usada de manera muy similar en juegos anteriores, como, por ejemplo, Manila. Pero, a pesar del buen funcionamiento de todos los mecanismos, del aparente equilibrio entre todos ellos, Caylus adolece de falta de elegancia.

Un ejemplo de esto es el dinero. Es perfectamente posible que un jugador se quede sin dinero en su turno y, por tanto, sin posibilidades de actuar en la siguiente ronda. Para solucionar este problema en la primera fase de cada ronda todos los jugadores cobran, aparte de otras fuentes de ingresos, dos monedas. En Puerto Rico, sin embargo, el jugador falto de dinero elegirá el personaje que tenga monedas encima. En Caylus la regla es un añadido que se aleja del sistema para evitar que un jugador se pueda quedar sin actuar, mientras que en Puerto Rico la regla está perfectamente integrada en el sistema. Ambas reglas funcionan a la perfección, pero en Puerto Rico respira elegancia.

Releyendo lo escrito hasta el momento me da la impresión de haber librado un combate entre Caylus y Puerto Rico. Y en cierto modo ésa ha sido mi intención al ponerme a escribir este artículo porque con Caylus me ha sucedido algo que no me pasó con Puerto Rico. Este último me dejó fascinado tras la primera partida, y las siguientes contribuyeron a afianzar esa fascinación. Sin embargo mi primera partida de Caylus me ha dejado con la impresión de que es un juego muy trabajado, cuidado, equilibrado, pero que realmente no aporta ninguna idea realmente nueva y de que le falta esa pequeña alma propia que otros juegos parecen tener y que, precisamente por ello, jamás desbancará a Puerto Rico.

Claro que de momento sólo he jugado una partida, y además la perdí, así que mi opinión aún puede cambiar. A fin de cuentas ya lo dice el proverbio: rectificar es de sabios. Y esto es sólo una opinión, y como tan bien dice el saber popular: las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno.

4 comentarios:

  1. bowie dice:

    16/3/2006 09:22 - por fin un comentario honesto...
    Comentario de bowie
    Pues eso... que estaba esperando un comentario honesto de alguien con criterio porque todo lo que leo en bgg y demás son alabanzas y más alabanzas. Digo yo que el Caylus puede estar cojonudo pero algun fallo debia de tener :D
    02-05-2006 16:30:41

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  2. Fran F G dice:

    17/3/2006 08:28 - Ahora tengo que jugar más...
    Comentario de ffgarea
    ... y ver cómo se asienta el juego. A pesar de todo, tengo ganas de hacer algunas partidas más para ver cómo evoluciona. El problema es la duración de las partidas... siendo tan largas no sé si tendré muchas más oportunidades.
    02-05-2006 16:30:54

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  3. original, original ninguno
    Si tengo que elegir me quedo con Caylus, porque la falta de elegancia es relativa. En Caylus ya cuentas con esas dos monedas y con conseguir pasta no ganas nada, muy diferente de Puerto Rico. Caylus es mas rico en estrategias que pueden variar a lo largo de la partida. En Puerto Rico, al haber un "tablero" para cada jugador, cada uno va mas a su bola
    Muy conseguidos los dos, por algo estan tan arriba. Me rectifico, me quedo con los dos

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  4. Dejando aparte el resto de disquisiciones, para mí la diferencia entre uno y otro que me hace decantarme a favor de Puerto Rico es que jugando a éste me lo paso bien, incluso cuando pierdo. Cuando jugué a Caylus y vi que tenía la partida perdida, me pase casi una hora y media de aburrimiento hasta que la partida acabó. Para mí es un diferencia importante.

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